… Lo cierto es que por momentos a Candela le superaba esta situación y no sabía cómo enfrentarla, pero volviendo al terreno laboral, acababa encontrando un punto de equilibrio… Pero, al fin y al cabo, contaba con su amistad, y eso también lo valoraba. Eso sí, sentir el gusanillo en el estómago cuando él estaba a su lado era inevitable…
Candela acudía puntualmente todas las mañanas a la biblioteca y su jornada laboral se prolongaba hasta el mediodía. Un día, al salir del trabajo, le propuso a Joan ir a una piscina cubierta, pues a ella le relajaba mucho nadar.
Ambos nadaban solos en una misma calle, pero poco después llegó un chico, y empezaron a compartir el mismo espacio los tres. Al quedar otra calle vacía, ella decidió cambiarse para poder nadar más cómodamente.
Seguidamente, llegó otro chico a la calle en la que nadaba Candela y Joan, y no tardó en salir furioso del agua y montó un verdadero escándalo ridiculizándola en aquella piscina.
-¿Lo estabas deseando, verdad?, ¡venga, díselo claramente!, a esta chica le gustas, pero hay un pequeño inconveniente: está conmigo.
Candela no sabía dónde meterse por la vergüenza. Desde luego que allí en el agua pocas opciones tenía.
Y de vuelta a casa, con dulzura, y haciéndole ver lo bonita que era la relación que tenían, Abel le decía que todo podía ser muy sencillo, si ella se portaba bien con él.
Poco a poco, pero con gran sutileza, iba cerrando el cerco. Al trabajo de momento le permitía ir, no sin cierto recelo pues alguna vez sí había notado que ella volvía más contenta.
Un día Joan y Candela se quedaron más tarde de lo habitual, pues a última hora habían llegado unas cajas de libros y debían dejarlos catalogados. Al día siguiente el centro recibía una importante visita de un político.
Viendo que esta tarea les iba a llevar más tiempo del previsto, y teniéndola que retomar durante las primeras horas de la tarde, decidieron ir a comer juntos a un restaurante.
Candela sentía que Joan empezaba a ser su refugio, su pequeña vía de escape, y que lo tenía todo para enamorarse de él, desde luego que con él la vida parecía tener otro color, y Joan le confesaba sentirse muy cómodo con ella, pero seguramente desconocía la dimensión de lo que a ella le inspiraba…
Ese día que tan cerca había sentido estar del cielo con él, se convirtió en una auténtica pesadilla al llegar a casa. Candela había olvidado por unas horas a Abel, pues con Joan apenas había sido consciente del paso del tiempo. No era la primera vez. Con él, el tiempo pasaba demasiado deprisa.
Abel, que la esperaba en casa desde hacía varias horas, estaba realmente furioso y tras los insultos y los gritos, ella empezó a ser objeto de una terrible agresión física, que la dejó totalmente abatida, hecha verdaderos añicos en el suelo de aquel salón que ahora le parecía tan oscuro…
… Continuará en próximas publicaciones.
Acompaño algunas reflexiones a este nuevo capítulo del relato, como viene siendo habitual.
El encuentro de las almas gemelas sucede mucho antes de ocurrir el conocimiento en el plano físico. Cada encuentro se dice que es un milagro. Las almas gemelas no se reúnen por capricho sino por Misión; vienen a cumplir además de un convenio sagrado, una Misión Sagrada referente al Amor.
La búsqueda entre las almas tiene dos opciones: el camino del dolor y el camino del propósito.
– Por el camino del dolor: Es demasiado probable que las almas gemelas no cumplan su Misión.
– Por el camino del propósito: Las almas gemelas siempre se encuentran para cumplir su convenio y su misión de transformación necesaria.
Cuando dos almas gemelas se reúnen, los aprendizajes faltantes que cada una tuviera, se potencian activando los aprendizajes pendientes. La atracción entre ambas es poderosa y tendrá la estabilidad que cada una de ellas haya conquistado en su evolución personal. No importa lo que termine ocurriendo entre ellas, estarán siempre cercanas aún en la distancia.
«Atraemos siempre a los seres correctos de acuerdo a nuestro estado de Amor o de Carencia». Mucha luz y paz para ti.